Todo el mundo sabe que un buen árbol de Navidad debe llevar luces, ¿pero acaso sabemos su origen?. Hoy en Candleslola os queremos contar sus inicios y como ha evolucionado la tradición hoy en día.
El árbol de Navidad
Desde tiempos remotos muchas culturas han adornado árboles con frutas o velas y el cristianismo adoptó también esta costumbre pagana de cortar abetos, sumándole su simbolismo e iconografía propias. Su posible origen se sitúa en Alemania, donde San Bonifacio (675-754) vio un pequeño abeto como símbolo del amor de Dios, puro y claro, y lo adornó con velas, que representaban la luz que Dios da al mundo, y con manzanas, que representan las tentaciones, lo que hoy en día ha evolucionado en luces artificiales y las bolas de Navidad, tradicionalmente rojas y verdes por su referencia a este fruto.
Parece ser que Martín Lutero puso velas sobre las ramas de un árbol porque decía que brillaban como las estrellas en la noche. Asimismo, hay dos ciudades que pelean por haber sido las primeras en montar un árbol de Navidad en un lugar público: Tallin, en 1441 y Riga, en 1510, donde unos comerciantes colocaron un abeto en la plaza del mercado y lo decoraron con rosas artificiales.
DECORACIÓN CON CIRIOS
En épocas pasadas, el árbol de Navidad se adornaba con cirios y velas, que representaban la luz y el amor cálido de Dios. Además, estas lamparillas también se utilizaban para representar y recordar las almas de los antepasados y familiares fallecidos.
Por motivos de seguridad y por los avances de la tecnología, las velas y cirios en el árbol se fueron sustituyendo por luces típicas de Navidad, que hoy en día pueden encontrarse de diversos colores, formas y luminosidad. De la misma manera, los adornos del árbol son cada vez más variados de forma que cada uno puede tener un árbol único y personalizado con sus propias decoraciones.
Las velas en época navideña
Aunque las velas y cirios ya no estén presentes en la decoración del árbol de Navidad, todavía es muy común en esta época del año decorar el hogar con velas y lamparillas, de la misma forma que nuestros antepasados utilizaban las velas para iluminar las oscuras noches de invierno. De la misma forma también hay hogares en los que todavía se colocan las coronas de adviento, con cuatro cirios que se irán encendiendo a lo lardo que los cuatro domingos anteriores a la Navidad para celebrar el nacimiento de Jesús.
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